Cita en las Diagonales/ Blog: Elkin Emilio Villegas Mesa en Culpabilidad y Crimen- Medellín...
Blog "Cita en las Diagonales" de la revista audiovisual de psicoanálisis y cultura.
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Elkin Emilio Villegas Mesa en Culpabilidad y Crimen - Medellín Colombia ...y entonces escribí...
Prólogo del libro
La civilización de cualquier pueblo, entendiendo por civilización la concreción de la cultura en hechos o cosas útiles, se ha construido con base en la moral, aquella costumbre que se tiene como buena porque no causa dolor ni induce al error. Y romper, irrespetar o burlar esa moral causa dolor en tanto que no hay liberación de la costumbre sino desamparo en quien comete la falta. Los seres humanos construimos costumbres para no desampararnos, para reconocernos y, en ese reconocimiento, no tener miedo. De aquí que cuando se rompe la moralidad (generando la ausencia de costumbres buenas) el hombre asuma la culpa, que es haber perdido el andamiaje que lo unía a una situación segura.
La culpa no es un hecho aislado ni una emoción que nace del deseo, es un faltante que aparece cuando perdemos algo que nos hacía sentir seguros. La culpa es la ausencia de la decencia y el decoro (es la pérdida de lo conveniente), elementos esos que nos proveen de lo mejor social para vivir. Con la aparición de la culpa, por ley de opuestos, se reafirma la moral. Pero ¿qué sucede cuando no hay sentimiento de culpa? Al no haber contrario, lo inexistente carece de confrontación. En otras palabras, sin culpa no hay moral, ya que la una certifica como existente a la otra.
La tesis que he dirigido[1] habla de la pérdida del sentido de culpa, de la ausencia de culpa y, como resultado, de la anulación de la moral, lo que ya implica un hombre que se deshumaniza y, en esta deshumanización, retorna a los estadios primitivos del miedo permanente, la agresión constante y la multiplicación de las enfermedades mentales que no solo deforman la realidad sino que llevan a la destrucción de lo cercano. El hombre de las cavernas (hoy en día se habla de la aparición del urbanícola) era un psicópata: convivía con el dolor, la soledad, el egoísmo y el miedo, no haciendo de ello un aprendizaje sino un estado de desespero. Y sólo cuando pacta y el otro (la presencia necesaria del otro) le quita el dolor, lo acompaña y le comparte, el miedo se reduce y el estado casi- permanente de neurosis, psicosis y paranoia va disminuyendo. Esta más tranquilo y romper esa tranquilidad le produce culpa. Y es en el sentido de la culpa que se arrepiente y repara el error para tornar de nuevo a la moralidad.
Con base en la moral y el sentido de la culpa construimos lo humano hasta la primera guerra mundial, cuando aparece lo que Karl Kraus llamó los últimos días de la humanidad, en tanto que la culpa se reduce (lo hice porque me dieron la orden, por ejemplo) y en esa reducción se contrae también la moral haciendo permisivas acciones que antes condenaba la sociedad. Es el nacimiento de los años 20, que prefiguran la destrucción de la familia y el paso del hombre y la mujer (sujetos) a la condición de de objetos que se mantienen en la edad de la inocencia, reclamando derechos pero evadiendo deberes.
El hombre de hoy, posmoderno, se ha vuelto solitario, egoísta (el consumo lo incluye en el grupo pero a la vez lo excluye en tanto que el grupo es de competencia) y ejerce variados componentes esquizofrénicos, en los que la culpa no aparece en el sujeto o se desvía hacia otro sujeto y no al culpable. Ya se habla de la otredad peligrosa, ya por su cuerpo, ya por su ideología, ya por su situación en el entramado social.
Creo que análisis como los de este trabajo realizado por Elkin Emilio Villegas Mesa, son necesarios no solo para leer los comportamientos en la ciudad moderna sino para intentar corregir el camino que ha corrido la condición de culpa, que al alejarse de la moral, la destruye. De nada valen los avances de la ciencia y la tecnología si estos asuntos tienen como operador a un hombre que no reconoce la culpa ni la relación con el otro a través de la moral.
José Guillermo Ánjel Rendón
Medellín, 14 de Febrero de 2011
Doctor en Filosofía, Universidad Pontificia Bolivariana
[1]Que en un primer trabajo de grado, es nuestra obligación ética decirlo aquí, tuvo por título “Consecuencias sociales de la ausencia de sentimientos de culpa, cuando estos no se han transformado en responsabilidad y en ética del deber”. Posteriormente, el texto del informe de la dirección de la tesis realizado por el profesor José Guillermo Ánjel ha sido incorporado, como prólogo para la presente publicación, por reunir en pocas palabras buena parte del sentido de lo que más adelante desarrollamos. Además, la presencia de sus palabras es un gesto de agradecimiento por su acompañamiento inicial y por su invitación sutil (en el mismo informe) a realizar una más profunda elaboración sobre las relaciones complejas del diálogo de Paul Ricoeur con Freud, sobre los conceptos de culpabilidad y crimen.
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